Schengen - Capítulo 2 - ANHELOS Y DESTINOS - Castra Servilia - Club Deportivo

Publicada el: 05/03/2013
Narrativa , Escritura , Schengen , Narrativa Hipertextual , Capítulo 2

 

RESUMEN DE CAPÍTULOS

Capítulo1 
                  
  

 

CAPÍTULO 2: 

ANHELOS Y DESTINOS.

 

 

- El tren con destino Burdeos va a efectuar su salida.

Los dos muchachos se miraron y en las pupilas del otro se descubrieron llenos de incertidumbre y de entusiasmo. Una mezcla temblorosa e impetuosa que los empujó dentro del vagón. Ocuparon su lugar en una de esas mesas destinadas a cuatro pasajeros, pero en frente de ellos no había nadie. El viaje era largo así que decidieron dormir, aunque la excitación que albergaban era demasiado grande como para permitirles conciliar el sueño. Simplemente fingieron hacerlo. Ambos fueron conscientes del momento en el que cruzaron la frontera pero ninguno emitió un solo sonido, ni hizo ningún comentario al respecto. Habían vencido la línea del miedo.

El tren se detuvo en Languedoc y subieron nuevos pasajeros. Un hombre extremadamente delgado se sentó frente a ellos, tras saludarlos levemente con un gesto rápido de cabeza, se colocó en el lado de la ventanilla y empezó a tararear una canción mientras miraba el paisaje:

Non, rien de rien, non, je ne regrette rien

Ni le bien qu'on m'a fait, ni le mal

Tout ca m'est bien egal

Non, rien de rien, non, je ne regrette rien

Los chicos no dejaban de mirarle de reojo pero el hombre parecía no darse cuenta. En cierto momento, sacó un paquete de tabaco de su chaqueta y descubrió que estaba vacío, entonces comenzó a despotricar en español. Les preguntó a los muchachos si ellos tenían algún cigarrillo, le apetecía mucho tomarse uno en la siguiente parada, se lo dijo en francés pero Rubén le ofreció uno en español. El hombre le miró con una media sonrisa que descubrió unos dientes amarillentos:

- No tenéis pinta de gabachos. Ninguno tenemos pinta de franceses. Vosotros parece que tenéis los pies pegados al suelo; españolitos por el mundo. Vais a Burdeos, a la vendimia imagino, ¿no?

- Sí, hablé con unos amigos, estuve indagando en internet y voilá, encontré una finca donde buscaban gente para la vendimia. Estaremos aquí todo lo que queda del verano-. Pablo respondió con esa inocencia entusiasta que a Rubén le crispaba los nervios y que le resultaba tan pedante cuando incluía además algún vocablo en otro idioma.

El hombre pareció no hacerle mucho caso y continuó mirando por la ventana. Rubén fue quien enseguida se percató de que aquel tipo no iba a darles conversación, si bien él tampoco quería que lo hiciera, se puso sus cascos, deseando que el viaje terminara. Pablo, en cambio, no dejaba de mirarlo, esperando que el hombre de la sonrisa amarilla les dijera algo más. Seguro que él había estado en Burdeos y les podría hablar un poco de lo que les esperaba allí.

Édith Piaf volvió a resonar en la voz grave del señor:

Non, rien de rien, non, je ne regrette rien

Ni le bien qu'on m'a fait, ni le mal

Tout ca m'est bien egal

Non, rien de rien, non, je ne regrette rien

Car ma vie, car me joies

Aujourd'hui ca commence avec toi

De repente, alrededor de una hora después, el hombre los miró y comenzó a hablar:

- Yo vine a Francia hace, qué sé yo... hace quince años. L´amour toujours l´amour... -el tipo de la sonrisa ajada comenzó a reír de una forma nerviosa. A los chicos cada vez les recordaba más a un borracho- Vine hace mucho tiempo y hace mucho tiempo que no regreso. Yo era empresario. En realidad, creo que lo sigo siendo, seguro que alguien firma por mí -volvió a reír y se quedó un buen rato mirando por la ventana-.

- Es precioso, ¿verdad? Estoy completamente enamorado de estos lugares. Ya veis, tengo cincuenta y tantos años y he descubierto al amor de mi vida, después de Else. Oh la lá, todas las francesas que te enganchan se llaman Else, Françoise o Colette. ¿Sabéis?

- En España estaba casado. Tengo una hija; tal vez ya tenga nietos, pero mi mujer me engañaba con mi hermano. Qué le vamos a hacer, son cosas que pasan. Así que cuando me enteré, me marché. Abandoné el negocio, lo dejé en manos de mi hermano; es un tipo listo, por eso se quedó con mi mujer; tengo que reconocerle el talento -movió rápidamente el cigarrillo entre sus dedos- Después vine a la France y conocí a Colette, a Françoise y también a Marie; oh, qué piernas tenía Marie. Ellas daban todo por mí y yo daba todo por mí, también -sonrió ensimismado durante unos minutos-.

- Luego apareció Else, y no lamento nada de lo que sucedió con ella, os lo aseguro. Viajamos juntos a la India, a Japón, a Suecia, Dinamarca... cómo le brillaban los ojos en Dinamarca. Vació mis bolsillos y luego se largó; pero no me arrepiento de lo mucho que la amé, y cuanto la sigo amando. No hay nada como desear a una mujer en distintos lugares. Tal vez por eso, siga aquí. 

- No voy a volver a cruzar los Pirineos. Pienso seguir queriendo a Else en su propia tierra. Viajar en tren es cómodo y barato. Calculo que me puedo pasar el resto de mi vida de estación en estación. Puede que así la vuelva a ver, y si no... -volvió a reír y se quedó totalmente callado, mirando el paisaje-.

Pablo lo contempló durante el trayecto que quedaba. Rubén había escuchado todo aunque optó por no quitarse los cascos. Las conversaciones en las que alguien contaba sus problemas le incomodaban sobremanera.

Por fin, llegaron a Burdeos:

- Increíble, Rubén, lo de ese hombre es increíble. Un empresario, ¿has oído? Seguro que tenía que ganar millones, y que los seguiría ganando si volviera, y sin embrago prefiere pasar la vida de tren en tren. Románticamente estúpido, ¿no? Qué locura, pero tiene su encanto la historia; como lo tendrá la nuestra, ya verás.

Rubén masculló algo. Deseaba llegar al fin a la finca en la que habrían de trabajar. Un taxi los llevó hasta allí, y tras pagar a regañadientes lo que el taxista abusivamente les cobró, se encontraron con una mujer de unos cuarenta años, esbelta y de pómulos elevados. Se presentó como Régine, su nueva jefa y para sorpresa de los chicos, no los condujo hacia una casa donde alojarse sino hacia unas tiendas de campaña.

Pasaron entre decenas de hombre y mujeres que no mutaron su expresión, ni siquiera contestaron a los intentos de saludos por parte de Pablo. Aquello era distinto a como él esperaba.

---

 

 

¿Cómo continúa la aventura, queridos lectores?

A. Deciden revolver sus planes iniciales buscándose la vida por Burdeos, o

B. Rubén intenta calmar a Pablo y le pide que aguante unos días hasta conocer las condiciones laborales.


Licencia Creative Commons

"Schengen" por Castra Servilia se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 3.0 Unported.

 

 

 


Subir